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Pepe Mujica: un estilo de gobierno que ya no rinde demasiados frutos

Pepe Mujica: un estilo de gobierno que ya no rinde demasiados frutos
A un año y medio del inicio del gobierno del presidente uruguayo, la balanza arroja logros y fracasos del proyecto del Frente Amplio en el país vecino. Los modos campechanos que le abrieron las puertas del poder al ex Tupamaro hoy se convirtieron en foco de debilidad. Pese a la estabilidad económica, las tensiones al interior de su partido empañan su desempeño.

 

La economía uruguaya se encuentra estable y en crecimiento. La inflación está relativamente bajo control, en un 8% para 2012. Los logros son históricos: Uruguay registra la tasa de desempleo más baja de su historia. Según mediciones oficiales, es del 6,3% durante este año. El mismo record se da con la cantidad de gente empleada, 60% sobre la PEA, mientras en 2001 midió 51,4%. El Gobierno se contenta con un déficit no muy alto, un aumento sostenido de las exportaciones y la restitución de reservas, indicador que antes de la crisis de 2002 era negativo. El país en 2008 logró sortear el impacto de la crisis internacional. No obstante, a un año y medio de gobierno, José Mujica enfrenta serios dilemas de gestión.

 

Nubarrones en el horizonte
En el marco del último foro latinoamericano organizado por CADAL, Pablo Montaldo, presidente de la Bolsa de Valores de Uruguay, daba cuenta de los buenos indicadores macroeconómicos, de su país, salvando el déficit y la inflación. Sin embargo, empiezan a notarse problemas políticos que los analistas pronosticaron desde tiempos preelectorales, aunque no tan graves porque existe prosperidad económica. «En Mujica se ve ausencia de actitud presidencial y un estilo que a veces se hace antojadizo en la toma de decisiones», opina Tomás Linn, docente en la Universidad de Montevideo.
La popularidad así como la imagen sobre la gestión de Mujica han descendido al año y medio de gobierno. La encuestadora uruguaya Equipos Mori indica que ésta última bajó del 79% en junio de 2010 al 42% en julio de este año. «Hay consenso en que esta caída sensible en los sondeos marca el final de una extendida ´luna de miel´, un fenómeno que es usual en política», advierte Ignacio Labaqui, analista político del Programa de Estudios de América Latina (PREAL) de la UCA. El principal problema político es al interior de su partido. «Poseía en los primeros tiempos una capacidad de seducción extraordinaria, pero ahora se observa que no da con la talla presidencial, no muestra una agenda bien pensada ni una capacidad de negociación lograda, aliándose según la coyuntura con diversos sectores del Frente Amplio», agrega Linn.

El País (Uruguay)
Desde una perspectiva analítica, la gestión se puede tildar de poco eficiente y coherente, al menos en la transmisión a la ciudadanía. Y eso se relaciona, en parte, con el perfil del presidente. Si bien Mujica tuvo aceptación inicial por su estilo y discurso, se construyó como vocero del ciudadano, habla de todo y no teme enfrentarse a la prensa, en sus comunicaciones a veces resulta contradictorio y confuso. Denota cierto cansancio y emite quejas repetitivas. El público escucha esos lamentos y se preocupa. «Mujica cultiva un estilo campechano que, si bien rindió elevados índices de popularidad, también le ha deparado algunos problemas. En 2009, el libro Pepe Coloquios tenía un tono demasiado franco», señala Labaqui. «La población no sabe cuál es la prioridad. Mujica salta de tema en tema», complementa Linn.
Una gestión que se mueve en la ambigüedad institucional se relaciona con la dinámica del partido gobernante. Mujica hizo cambios drásticos del Gabinete, y llegó a echar del cargo a su ministra de Desarrollo Social sin mediar charla previa. Esta situación guarda relación con tensiones latentes que comenzaron a estallar dentro del FA. No obstante, la continuidad respecto de la gestión de Tabaré Vázquez marca la pauta. «El gobierno de Vázquez impulsó las grandes reformas que la izquierda venía prometiendo desde los noventa, en tanto el actual parece dedicado a perfeccionar y profundizar dichas líneas», explica Daniel Chasquetti, profesor e investigador del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República. El problema es la queja recurrente del presidente sobre la forma en que la sociedad uruguaya resulta una máquina de impedir. «Respecto de la situación al interior del FA, Mujica sufre los efectos de la maquinaria», señala Linn.

Son tres los desafíos a afrontar. El primero es la Ley de Caducidad, en donde las idas y vueltas en torno a su anulación minaron el prestigio presidencial, al tener que chocar con grupos opositores dentro del partido. «La posición ambigua de Mujica en el tratamiento interpretativo de esta ley lo llevó a perder el favor de una parte del público frenteamplista», concluye Chasquetti.
La educación no marcha bien y no parece haber acuerdo en las soluciones que formula el presidente y, por otra parte, otros dirigentes del FA. «Un último aspecto es la reforma del Estado, donde se ven las mayores complicaciones porque aparecen focos de resistencia por doquier y el mandatario se muestra débil para contenerlos. Tabaré Vázquez fue más hábil en manejar las disidencias, si bien dejó un legado difícil en lo educativo», opina Linn.
A pesar de que la gestión no se caracterice por la prolijidad, hay logros a destacar: «El buen manejo de la economía, más la preocupación por los temas sociales y la mejora del sistema de salud», resume Lincoln Bizzozero, investigador de la Universidad de la República.
Por caso, el país registra una tasa de mortalidad bajísima (0,96%), una merma importante del número de indigentes y un índice de pobreza que del 31,9% de 2004 hoy se encuentra en 18,6%. El 43,6% de la población recibe algún plan asistencial, mientras en 2004 era el 15,4%.
«El mayor desafío de Mujica es la situación interna de su partido», explica Chasquetti. Mujica debe contentar a todos los sectores del FA. Al haber generado muchos compromisos con grupos radicales que esperaban un giro a la izquierda, cumplir es hoy su principal presión.

 

Socio comprometido
En materia de relaciones exteriores, Uruguay es un actor respetable, sus relaciones con la región han mejorado, y en particular con la Argentina, tras la solución del diferendo en Fray Bentos. Éste último es el gran logro de la gestión en política exterior, la cual no tenía cuentas pendientes excepto solucionar ese conflicto. «El fin del conflicto por la ex papelera Botnia implicó la solución de un problema acuciante que era la habilitación de un puente por donde transita el grueso del comercio del Mercosur», explica Constanza Mazzina, profesora de la carrera de gobierno y relaciones internacionales de UADE.
«El cambio fundamental pasó por la política exterior con los vecinos y, sobre todo, con la Argentina, en especial la buena interacción del presidente con su actual par argentina», señala Bizzozero. «A nivel de la opinión pública, la salida del cargo de Néstor Kirchner, con mala imagen en Uruguay, y su posterior fallecimiento en la forma que afectó la imagen de su viuda, también contribuyeron a un cambio positivo», agrega Chasquetti.
«Respecto del Mercosur, Mujica denota más entusiasmo que su predecesor», observa Linn. De hecho, se ve una mejora en las relaciones bilaterales en general, con acercamientos a Brasil y Chile, las dos primeras naciones con las que comercia. Con la Argentina, el efecto simbólico de un mejor vínculo resulta significativo. Las agendas comprenden temas diversos y hubo resultados tangibles como el del tren Concordia-Salto, la planta de gas y el dragado de Martín García que contribuyen a un mejor clima frente a trabas comerciales y a otras provenientes de sectores específicos.
En resumen, la gestión de Mujica comporta un espíritu más latinoamericanista que la de Tabaré y de tal modo debe mostrarse como un socio comprometido. «Mujica es parte de la izquierda moderada de la región junto a líderes como Dilma Rousseff, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet», reflexiona Labaqui. En ese sentido, hay una actitud coherente. «Si bien Unasur no es un proyecto político que entusiasme, el gobierno uruguayo ha mantenido la línea de participación activa y de lealtad a sus socios», puntualiza. «Uruguay continúa con la diversificación, no quiere quedarse sólo con Mercosur porque se encuentra en una situación desventajosa como socio menor, al tener una dependencia doble de Brasil y la Argentina», concluye la profesora de UADE.

 

 

 


Sueño nórdico
Buena parte de los indicadores sociales aproximan a Uruguay al conjunto de países desarrollados. La continuidad entre las gestiones Tabaré Vázquez y Mujica residen en el esfuerzo realizado en pos de cumplir el anhelo de alcanzar una equitativa distribución del ingreso. Existen similitudes que acercan a la nación charrúa a los países más desarrollados, por caso, un nivel alto de gasto público (31,3% en 2010). Ambas gestiones van de la mano en la búsqueda de concreción del modelo nórdico de Estado de Bienestar en tierras australes. El desafío es la preocupación creciente de algunos sectores frente al camino en ascenso y la imposibilidad de dar marcha atrás con los gastos del Estado, por ejemplo, en rubros básicos como la educación. La rigidez en este camino constituye una duda, pero a la vez es impulsora en seguir los pasos de Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia y Holanda.

 

 

Publicado en:

http://www.cronista.com/we/Pepe-Mujica-un-estilo-de-gobierno-que-ya-no-rinde-demasiados-frutos-20110902-0034.html

One thought on “Pepe Mujica: un estilo de gobierno que ya no rinde demasiados frutos

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