Ébola y otras criaturas
Reflexión del docente, investigador y periodista cubano Jorge Gómez Barata.
Existen pocas palabras más temidas que guerra: excepto epidemia. Ébola es de las que provoca pánico. Ambas están presentes en África y a ellas, en fecha reciente, el extremismo islámico ha sumado intolerancia: Al Qaeda, Boko Haram y Al-Shabab son el colmo de la desdicha.
Ébola, uno de los 5.000 virus conocidos y descritos (pueden ser millones), figuraentre los más antiguos y pequeños protagonistas de la historia natural. Miden alrededor de un nanómetro (una millonésima parte de un milímetro), su existencia se estableció en 1899, y fue visto por primera en los años cincuenta, cuando se inventó el microscopio electrónico.
El Ébola fue conocido en 1976, cuando debutó ocasionando una epidemia en Zaire. Su descubridor fue el médico belga Peter Piot. La primera víctima fue Mabalo Lokela, un maestro de escuela de 44 años que, con asistencia médica, sobrevivió 14 días.
También se le ha detectado en Sudán, Costa de Marfil, Gabón, Uganda, Liberia, Guinea Conakri, Sierra Leona. Nadie fuera de África ha enfermado; no obstante ante la inminencia del peligro, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta mundial.
La alarma se debe a dos hechos: la enfermedad ha debutado en zonas de África donde nunca se había manifestado, y en pocas semanas ha infectado a más de 1.700 personas, de las cuales unas mil han muerto; superando a todos los brotes anteriores juntos.
La enfermedad, altamente contagiosa, se difunde por medio de contactos personales, agujas contaminadas, y manipulación de enfermos y cadáveres. El mal se presenta repentinamente y progresa con rapidez. Los enfermos padecen fiebres, vómitos, dolores, fatiga extrema, deshidratación y, en períodos de entre 5 y 15 días, alrededor de un 70 por ciento de los casos mueren. No existen medicamentos ni vacunas eficaces.
El Ébola, como otros virus causantes de enfermedades contagiosas y letales, es de origen africano. El caldo de cultivo no es el clima cálido y húmedo del continente negro, la abundancia de lluvias o la escasa urbanización, sino la pobreza, que no obedece a causas naturales sino sociales.
La deficiente alimentación, la ausencia de agua potable, la falta de atención médica, la deplorable higiene personal, comunal y de los alimentos, y el sexo desprotegido son algunos de los factores que explican el surgimiento y avance de enfermedades tan temibles como el Sida, las fiebres del Nilo, el paludismo y el Ébola, pero éstas no son las fundamentales.
El atraso de África se debe a dos factores: la acción del colonialismo y el imperialismo, y la inconsecuencia de las élites nativas, que desde hace 50 años conducen los gobiernos y no han respondido a las necesidades y expectativas de sus pueblos.
La alarma mundial implica no solo extremar la vigilancia en los aeropuertos, sino disminuir el acceso de africanos a Europa, Estados Unidos y otros países, y desaconsejar los viajes a zonas donde se manifiesta la enfermedad. De hecho, algunas firmas y representaciones han cerrado sus oficinas, y no pocos extranjeros hacen sus maletas para alejarse de las fuentes de contagio.
A la enfermedad se suma el miedo, y África es otra vez la perdedora. Allá nos vemos.