Es el petróleo, estúpido. Nigeria y Biafra
Parece ser que las efemérides avivan viejos fantasmas. Es el caso de lo que acontece en estos últimos tiempos en Biafra, la región sudoriental de Nigeria, el país más poblado de África y la segunda potencia continental, en cuya zona, rica en recursos petrolíferos, pulula el afán secesionista, como en el pasado, cuando a fines de mayo de 1967 comenzó una guerra civil que castigó la zona, dejando aproximadamente un millón de muertos y que no se resolviera hasta comienzos de 1970 con el fin del sueño secesionista junto a una catástrofe humanitaria cuyas imágenes se mundializaron por primera vez. Pero no por todas esas penurias las ansias separatistas se difuminaron. Hoy se las puede encontrar y han sido noticia reciente. La caída del precio internacional del crudo y la baja en las importaciones en un país en donde la renta petrolera es elemental, agravan el panorama.
Algunos enfoques en lo que fue conocida como la Guerra de Biafra dieron explicaciones étnicas para entender que el secesionismo estribó en el malestar de la etnia mayoritaria en Biafra, los igbo (o ibo), cuando, en realidad, la puja por adueñarse del petróleo es la que motivó el apoyo de otros países (de África y externos) a los dos bandos en pugna. El petróleo se puede entender como determinante también en la (exitosa) secesión del país más joven del mundo, Sudán del Sur, en julio de 2011 y desde diciembre de 2013 en guerra civil, también por la maldición de gozar en haber de las reservas del oro negro, las terceras en orden del continente. Más lejos en el tiempo, la experiencia de Katanga (en el sur de la actual República Democrática del Congo) enseña otro intento fallido y sangriento de secesión, aunque esa vez por la existencia de minerales diversos. Entonces, lo étnico a la base de entendimiento del detonante de un conflicto, casi siempre y en bastidores, encubre el reparto a la base de una característica primordial del mapa africano, la presencia y avidez por sus cuantiosos recursos naturales.
Efervescencia reciente
Varios medios nigerianos informaron que el 15 de marzo próximo el líder del movimiento pro-secesionista de Biafra denominado Biafra Zionist Federation (BZF), Benjamin Onkuwa, anunciará la creación de la República de Biafra bajo su presidencia, tras ser liberado de prisión luego de tres años de presidio, detenido y juzgado por intentar transmitir en un importante medio radial el anuncio de sedición. Vuelto a la acción, el plan separatista del líder es producto del entendimiento del BZF con Gran Bretaña, los Estados Unidos y otros países poderosos, según advirtiera el dirigente, y la falta de cooperación con dichos poderes, según su opinión, fue causa del fracaso secesionista de la guerra disputada entre 1967 y 1970. También, conforme su parecer, su movimiento contaría con la aprobación de la administración de Donald Trump, como legado de la era Obama, gestión que avanzó en torno a la política de creación de un Biafra independiente, de acuerdo a una declaración fechada en octubre de 2014.
Sin embargo, desde otra perspectiva, el fuego es cruzado entre los principales grupos que velan por la secesión de Biafra, y Onkuwa es consciente de ello. La dirigencia de la agrupación Indigenous People of Biafra (IPOB) lo ha atacado, acusándolo de mentiroso, además de diferir la posición del grupo frente a Gran Bretaña, la ex potencia colonizadora que se retiró tras la independencia de Nigeria, en octubre de 1960 (o eso parece). Pocos días atrás el medio local The Biafra Times denunció el cambio de modalidad en un complot británico, para asesinar a (abreviado) Nnamdi Kanu, líder del IPOB. Este grupo incansablemente promueve la secesión de Biafra, alegando la corrupción existente entre los altos mandos nigerianos y, apelando a una prédica cristiana, compara la situación de posibilidad de un Estado de Biafra independiente con la de la creación del Estado de Israel, en 1948, homologándolas como actos de justicia divina. Por otra parte, en las últimas semanas ha difundido entre sus acólitos la posibilidad de efectuar un referéndum con la intención de alejar la región de Nigeria.
Según denuncia el medio citado, el plan para deshacerse de Kanu ha virado desde un envenenamiento al asesinato, utilizando como pretexto para concretar este último detener un intento de fuga en el penal donde Kanu está detenido, en Koje (cerca de Abuja, la capital nacional). La idea es que, por medio de un fuego cruzado entre los atacantes (del grupo Boko Haram –detalle no menor– traídos del noreste del país e incentivados por los perpetradores) y las fuerzas de seguridad, el activista quede en medio del tiroteo y perezca, sin aparente intención de haberlo asesinado. Desde ya, el cerebro de la operación sería Gran Bretaña, insiste el comunicado de prensa del medio, bajo la anuencia del gobierno del presidente Buhari, quien pronto cumplirá dos años al mando de la primera magistratura en Nigeria.
Desde octubre de 2015, Kanu se encuentra preso acusado de conspiración contra el gobierno y pertenencia a una asociación declarada ilegal, el IPOB. La complicidad presunta entre el gobierno británico y el nigeriano, para utilizar mercenarios de Boko Haram, un grupo enemigo acérrimo del gobierno federal, de ser así, trastocaría el tablero nigeriano y haría creer en la instigación occidental bajo el accionar del temible grupo terrorista nigeriano. Además, Kanu es un ciudadano británico (en efecto, figura radicado en Gran Bretaña), por lo que el medio denuncia que ese Estado debería protegerlo y no lo contrario. Finalmente, si el gobierno británico quiere ver muerto a Kanu es porque él es un claro denunciador de que la renta petrolera resultante de Biafra, por diferentes medios e intermediarios, termina en manos británicas.
El gobierno federal interviene. A finales de enero 10 miembros del Biafra Times fueron detenidos por la policía en el Estado de Lagos, bajo acusación de emitir un publicación sediciosa que atenta contra la unidad nigeriana. El responsable del grupo se defendió y respondió que ama Nigeria. Más grave aún, en las redes sociales circularon varias noticias informando de la represión del gobierno de Abuja a militantes por una Biafra libre. En efecto, llegó a viralizarse el hashtag #StopBiafraKillings, al denunciar la muerte de unas 150 personas en los últimos meses del año pasado, así como la represión de una marcha pacífica el 20 de enero, en apoyo al recién asumido mandatario de los Estados Unidos, Donald Trump, en donde el IPOB denunció la muerte de 11 de sus miembros, 27 heridos y 57 arrestos. Asimismo, desde la asociación denuncian una persecución incesante.
Preguntas finales
Si las palabras del líder del BZF, que promete una Biafra inclusiva y con igualdad para todos los grupos, a pesar de ser Onjuwa un igbo, la etnia mayoritaria, son ciertas, y el plan es viable, su proyecto augura problemas. Nigeria tiene varios frentes de batalla abiertos, y no necesita un problema más. Buscar el apoyo de la gestión de Washington, ante la rispidez del gobierno nigeriano, parece ser una buena estrategia de los grupos pro-secesión, más si hay petróleo de por medio. Sin embargo, en comunicación telefónica reciente, Donald Trump conversó con su homólogo, Muhammadu Buhari (así como con su par sudafricano, en el primer contacto con el África subsahariana de la administración Trump), y en ningún momento se hizo mención al problema en Biafra, aunque sí el mandatario norteamericano prometió medios para apoyar la lucha contra el terrorismo en Nigeria (en particular, pensando en la amenaza de Boko Haram) e invitó a Buhari a los Estados Unidos.
En líneas generales, Trump no ha delineado una política hacia África, no parece ser su prioridad. Mientras tanto, muchos grupos en Biafra apoyan al gobierno establecido a partir del 20 de enero en la Casa Blanca, y esperan apoyo para su causa con la esperanza de ver el fin del maltrato y la indiferencia de la que acusan al gobierno nigeriano. La pregunta clave es pensar si Trump se interesará por ellos. A juzgar por el poco interés que reviste la política africana en su agenda (al momento), es difícil arriesgar un sí. Nigeria es un gigante unido a la fuerza por la mano colonial británica y, se sabe, las acechanzas de sedición son moneda corriente no solo en este país sino en toda África. Los ejemplos están a la vista, como el de Sudán del Sur presentado arriba. Es el petróleo, aunque no el único.
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