Ensayos

La Primera Guerra Mundial, recordando

A poco de cumplirse los 97 años (y no mucho de recordarse un siglo) del atentado político que dio lugar al conflicto más sangriento que haya visto la historia mundial antes de principios del siglo XX, unas palabras para explicarlo. Está rebajado a un lenguaje más vulgar y con la pretensión de ser el texto lo más objetivo posible, aunque se sabe en las ciencias sociales es muy difícil aprehenderla. 
Europa, reguero de sangre
La Primera Guerra Mundial o la Gran Guerra
Fue un conflicto que no tuvo escala en la historia mundial hasta ese entonces. En apenas cuatro años, murieron millones de personas y se perfeccionó el arte de matar.
El por qué
El período transcurrido entre 1880 y 1914 es llamado de la “Paz Armada” o la carrera armamentística por los historiadores. Durante esos años, los Estados europeos se hicieron de una gran reserva de armamentos pero sin entrar en conflicto entre ellos. Con pocas excepciones, como la guerra franco-prusiana de 1870, las relaciones en Europa fueron buenas y los conflictos bélicos se dieron fuera del Viejo Continente, en tierras coloniales. El último gran conflicto que involucró a todo el Viejo Mundo había tenido su fin en 1815, con la caída de Napoleón Bonaparte y, en líneas generales, el continente vivió un siglo de estabilidad, aunque de tensa calma acercándose a las décadas previas a 1914.
¿Por qué los Estados europeos se fueron armando? Una posible respuesta está en el nacionalismo. El siglo XIX vio nacer el deseo de los Estados por expandirse sobre otros, alentado por las poblaciones que reconocían que el Estado alemán englobaba a los habitantes del territorio que se denominaba Alemania, los franceses en Francia, los británicos en Inglaterra, etc. Se sentían compatriotas unidos por un pasado común y, en consecuencia, saldrían a defender ese sentimiento compartido, además de expandir sus fronteras fuera de Europa, como fue el caso de África y de algunas regiones de Asia, legitimándose en su pretendida creencia de superioridad racial frente a otros grupos humanos.
Mientras la guerra no estallara, la desconfianza era recíproca y así se fueron conformando los bandos que más tarde lucharían en la Gran Guerra. En 1904, Inglaterra se había reconciliado con Rusia y Francia, formándose la Triple Entente. Los Imperios Centrales hicieron lo mismo: el Imperio Alemán, el austro-húngaro y el turco u otomano vieron con desconfianza esa unión que amenazaba sus intereses expansionistas y se coaligaron en la Triple Alianza. Italia, formando inicialmente parte de dicha unión, al final cambiaría de alineación. En definitiva, los dos bandos estaban casi listos para un conflicto mayor. Sólo faltaba un detonante.
El archiduque y su familia
(Wikipedia)

 

Un antecedente muy cercano y la gota que rebalsó el vaso

La zona de los Balcanes siempre fue considerada el “polvorín de Europa”. Demasiadas nacionalidades convivían dentro del Imperio Turco y, mostrando su inconformidad, algunas de ellas dieron forma más tarde a los países modernos: serbios, griegos y rumanos, entre otros. En 1913, esos oprimidos pretendieron deshacerse del marchito poderío otomano y se aliaron, dando lugar a la Primera Guerra de los Balcanes. Pero el Imperio Ruso había echado también el ojo en la zona ya que era otra de las potencias imperialistas de Europa y veía lazos de afinidad con los pueblos eslavos de la región.
Por su parte, el Imperio austríaco siempre tuvo interés en apoderarse de Serbia. La excusa para anexionar la región fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono de Viena, y su mujer, a manos de un terrorista serbio. Rusia, temiendo una invasión, se mantuvo inquieta y vigilante. Austria dio un ultimátum el 23 de julio, las autoridades serbias no respondieron y los austríacos declararon la guerra el 28 de julio de 1914. Así comenzaba la Primera Guerra Mundial. Aunque los participantes pensaron que sería una escaramuza pasajera, se equivocaron. Rusia, poco tiempo después, le declaraba la guerra a los austríacos. Turquía, por su parte, ingresó al conflicto algo más tarde, el 29 de octubre. Las colonias de los países europeos también se vieron involucradas, por caso, se combatió en África, y otros Estados bien lejanos debieron elegir un bando. El conflicto, de continental, pasó a ser mundial. La Argentina decidió permanecer neutral.

El plan de los alemanes consistía en batir a los franceses y luego ir al este, contra los rusos. Cuando Alemania pidió permiso para atravesar Bélgica, éste le fue denegado. Desoyendo la prohibición, las tropas del Kaiser, el emperador germano, atravesaron el territorio belga y así Inglaterra le declaró la guerra al Imperio, el 4 de agosto.

 

El desarrollo de las hostilidades

Al principio, todo fue favorable para los alemanes. A fines de agosto invadieron Bélgica y el norte de Francia. Con un ejército de un millón y medio de hombres y las mejores armas, nada parecía detenerlos. Sin embargo, a mediados de septiembre los franceses pudieron replegar a sus enemigos y de allí en más la guerra se estancó a lo largo de un frente de 300 kilómetros de trincheras. A fines de 1914, los resultados eran inciertos para ambos bandos. Mientras tanto, en el frente oriental, la situación no mejoraba. A medida que los rusos avanzaban sobre un frente enorme, los alemanes pudieron contenerlos, aunque, para ese entonces, la guerra estaba casi paralizada y los contendientes aprovechaban para tomar aliento. No hubo mucho cambio respecto del inicio del conflicto.
Los mares también vieron acciones bélicas. La supremacía naval desde hacía tiempo era británica, por lo que los ingleses no tardaron en vencer a los barcos alemanes que conscientes del predominio inglés, decidieron no emprender una guerra abierta sino ataques crucero. Sin embargo, Alemania tenía un as bajo la manga: los submarinos, cuyos ataques complicaron el abastecimiento aliado. Al no tener buena comunicación Alemania fuera de Europa, sus colonias estuvieron aisladas y a merced del enemigo.

 

Las sangrientas trincheras y las nuevas técnicas de la guerra

A partir del estancamiento del conflicto, se constituyeron unos 780 kilómetros de trincheras, desde el Mar del Norte a la frontera con Suiza. Los europeos debieron ingeniárselas para dotarlas de las mejores defensas posibles y, a su vez, las mejores formas de atacar las enemigas. La guerra se transformó en una ciencia. Alemania permitió el uso de sustancias tóxicas prohibidas, como líquidos inflamables y gases asfixiantes. La ametralladora se difundió por doquier. Se construyeron carros de guerra para derribar los muros y la construcción de vehículos y aviones militares tomó gran impulso. En una palabra, Europa se convirtió en un pantano de sangre. Tampoco los civiles pudieron evitar las consecuencias cuando un buque de pasajeros, torpeado por un submarino alemán, hizo perder la vida a más de 1.100 personas.

Las trincheras: en este caso el prolegómeno de una de las
batallas más sangrientas, el Somme, 1916.
(20 Minutos)

 

¿Cerca del final?

 

La entrada de los Estados Unidos al conflicto
Con un empate entre los bandos, Europa estaba sumida en una sangrienta guerra de trincheras. Sólo una intervención foránea podía comenzar a invertir la suerte de los hechos. La Triple Alianza tenía poderío militar pero le faltaba destreza y táctica. Hasta que llegaron los estadounidenses.

Cambios en el frente

Para 1915, la situación de los Aliados era traumática. Austríacos y alemanes habían avanzado por casi toda Europa Oriental y al año, los últimos, dispuestos a dar una acción contundente en Francia, tomaron la iniciativa. La encarnizada y sangrienta batalla de Verdún significó un error para los alemanes. Los franceses salieron victoriosos en febrero de ese año, o al menos los germanos no pudieron pensar la posibilidad de nuevos avances. En julio, los ingleses sacrificaron las vidas de más de medio millón de soldados en un ataque conjunto a las posesiones alemanas que poco modificó el estancamiento de las trincheras. Los alemanes sufrieron pérdidas similares.
La clave del éxito alemán estuvo fuera de Europa, en los mares. Los submarinos fueron el azote de las embarcaciones aliadas. Pero también fue la perdición porque Estados Unidos, ante los ataques, hizo su ingreso en la contienda, el 6 de abril de 1917. La intervención de este país inclinó la balanza a favor de los Aliados.

Llegando al final

A la beligerancia germánica respecto de su presencia en los mares, Estados Unidos respondió con la ruptura de relaciones diplomáticas. Pese a tener un ejército reducido, el apoyo económico y moral norteamericano a la causa aliada fue fundamental así como la presunción de esta nación de que su misión era una cruzada por la libertad, en contra de un imperio militar peligroso como el alemán, deseoso de conquistar el mundo entero.
Para los alemanes era cuestión de tiempo tomar medidas enérgicas antes que los estadounidenses aparecieran. Una de esas fue, una vez contenido el frente oriental y rendidos Rusia y Rumania, concentrar los esfuerzos en occidente por medio de un avance en Francia que, si bien al principio resultó exitoso, pronto se vino abajo, a partir de julio de 1918, y llevó progresivamente a la capitulación alemana, el 11 de noviembre.
Durante el último año de la guerra, la modalidad volvió a ser la inicial de 1914, con ejércitos nuevamente en movimiento, recurriendo a ametralladoras, gases tóxicos y a la presencia de tanques. El ambiente era insufrible e irrespirable, por lo que los soldados se habituaron al uso de máscaras para protegerse. En verdad, la guerra había adoptado un salvajismo que la convertía en algo próximo a lo diabólico. Esta modalidad funesta de la guerra despertó el terror y dio pie a que varios pensadores de la época creyeran que se avecinaba la destrucción de la cultura occidental, mientras que muchos comenzaron a hablar de la decadencia de Occidente.

La Revolución Rusa

Si un evento marcó el siglo XX fue la Revolución Rusa. Mientras que a comienzos de 1917 el frente occidental parecía estancado, en el oriental un hecho decisivo transformó el panorama para Alemania. Sorpresivamente, el nuevo gobierno ruso firmó con los enemigos el Tratado de Brest-Litowsk, el 15 de diciembre. Parecía que Alemania tenía garantizada la victoria. Ese mismo gobierno que había firmado la paz depuso al zar en marzo y, por primera vez en su historia, elevó al poder a grupos de obreros y campesinos, organizados en soviets y representados por sus propios delegados. Para este nuevo grupo que llegó al poder, encabezado por Lenin y Trotski, la guerra era impopular y debía terminarse lo antes posible. La suerte del nuevo régimen costó al zar Nicolás II su vida y la de su familia. Esta revolución puso fin al Imperio Zarista, que había gobernado con mano dura Rusia desde la Edad Media. Poco después, y por casi todo el siglo XX, el país sería conocido como Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Poco quedaría de la Rusia atrasada y feudal de la que se quejaron los críticos del siglo XIX.

Lenin, uno de los símbolos de la Rusia
que nacería a partir de 1917
(blog 10 + 1)

 

 

 

El fin de una época

El siglo XIX fue la centuria de Europa. El Viejo Mundo logró imponer su dominio a casi la totalidad del planeta, el imperialismo. Desde 1880 no quedó territorio alguno que no estuviera bajo dominio europeo o en relación con éste. Fue la era de la esperanza y el progreso ilimitado. Europa obtuvo una ventaja tecnológica fundamental que hizo creerle que en la cima de la humanidad se ubicaba su raza y más abajo, en la pirámide evolutiva, seguían los latinos, árabes, africanos y asiáticos.
No obstante, nada dura para siempre. En 1912, el hundimiento del gigantesco trasatlántico Titanic mostró que la tecnología de Occidente no era infalible. Fue el primer atisbo de dudas sobre la teoría del progreso imparable. Más tarde llegaría la prueba de fuego que derribó el optimismo europeo, la Gran Guerra. Mientras Europa se desangraba, muchos comenzaron a creer que había comenzado la decadencia de su cultura. Uno de los escritores que difundieron estas ideas, entre otros, fue el filósofo alemán Oswald Spengler, quien publicó “La decadencia de Occidente” cuando la guerra tocaba su fin.

La obra del filósofo Spengler
(Amazon)

 

Las consecuencias: vencedores y vencidos

Una de las consecuencias de la Gran Guerra fue el cambio radical que vivió la antigua Rusia. De ella surgió un régimen completamente diferente que ganaría protagonismo a lo largo de las décadas siguientes.
Como en toda finalización de guerra, los vencedores impusieron sus términos a los vencidos. Éstos fueron muy duros para la más castigada de las potencias centrales, el Imperio Alemán. El armisticio firmado en noviembre de 1918 implicó su desarme y la pérdida de territorios como Alsacia y Lorena, conquistados a los franceses tras la guerra de 1870, y sus colonias africanas.
Las negociaciones de paz se iniciaron en París en enero de 1919 y participaron 27 Estados. Resultó el Tratado de Versalles, que instituyó la Sociedad de Naciones, un organismo internacional para el arbitraje, y la sanción de medidas para Alemania, como el pago de costosas indemnizaciones por los daños infringidos a Francia y sus aliados, así como la promesa de reducir el ejército germano a 100.000 miembros.
El mapa europeo se modificó. El otrora poderoso Imperio Austro-Húngaro fue dividido en dos pequeños Estados impotentes y otros, aliados a los Imperios Centrales, fueron castigados, como Bulgaria, que perdió su salida marítima. Los dominios coloniales de Alemania fueron entregados, como mandatos de la recién creada Sociedad de Naciones, a las potencias vencedoras para que los tutelaran, tanto en África como en Medio Oriente. De tal modo, desapareció el Imperio Otomano, creándose Turquía. En Europa oriental surgieron nuevos Estados, la resucitada Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia.

Europa antes y después de la guerra, un mapa de grandes cambios
(web Historia del mundo contemporáneo)

 

La imposición del Tratado de Versalles para los alemanes fue humillante y el caldo de cultivo para fomentar más odio de la mano de un nacionalismo muy fuerte que llevaría a una guerra aún más destructiva años más tarde.

 

Ideas clave del proceso

• La Primera Guerra Mundial fue el conflicto más sangriento que vio la humanidad hasta ese entonces. Se trató de una guerra de desgaste.
• En medio de la guerra, Rusia se retiró y sufrió un gran proceso de transformación, mutando a un sistema político y social desconocido hasta ese momento: el comunismo.
• La entrada de los Estados Unidos en el conflicto viró la situación a una resolución del mismo y marcó el comienzo de su hegemonía mundial.
• El mapa de Europa se reconfiguró tras la derrota de los Imperios centrales, dando lugar a nuevos países y la disolución de los Imperios históricos.
• Europa entró en decadencia y los observadores de la época lo supieron ver.
• Las condiciones de paz humillaron amargamente a Alemania. Ésta juró venganza.

2 thoughts on “La Primera Guerra Mundial, recordando

  1. Lo k esta claro es k hitler fue uno de los mejores estrategas despues de napoleon y si no se hubiesen juntado las tres potencias de entonces nadie le hubiese parado los pies y un apunte nadie conquisto tantos paises en tampoco tiempo,USA x ejemplo lleva casi 12 años solo para conquistar a Irak

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