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Perón, los Kirchner y el juego de las diferencias

A 65 años del 17 de Octubre, fecha en la que se rememora la movilización popular que dio origen al peronismo, la fidelidad del matrimonio Kirchner a las proclamas partidarias vuelve a ser cuestionada. ¿Habita el gen peronista en la pareja gobernante?

 

Fue amado y odiado. El primer trabajador, para unos. Un tirano, para otros. Dividió y polarizó a la sociedad como nunca antes otro líder. Militar carismático, fue tan aclamado que un 17 de octubre el pueblo se movilizó para pedir su liberación en un gesto de genuino encanto por el conductor. Esta descripción se condensa en el nombre de Juan Domingo Perón.

El matrimonio Kirchner, el 25 de mayo de 2003 (TN).

A 65 años del Día de la Lealtad, sus huellas buscan seguir presentes. Y, en tiempos preelectorales, el peronismo parece no querer perder protagonismo de la esfera política. Ahora bien, ¿cuánto, realmente, subyace de él en la actualidad? ¿Es el matrimonio Kirchner-Fernández un reflejo de aquella doctrina que tanto busca enarbolar? ¿O se trata, apenas, de una débil sombra?

“El peronismo es un fenómeno particular. Es partido, movimiento, doctrina, ideología y cultura a la vez”, indica Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría. Por caso, desde 1989 ha gobernado 20 de los últimos 22 años mostrando una especial aptitud para retener el poder.

Juan D. Perón (El Intransigente)

El movimiento surgió a partir del apoyo de las bases y los núcleos sindicales. Perón organizó una maquinaria fiel a su figura, a la vez que dividió a la oposición. Esa fuerza fue la que respondió en el llamado espontáneo para exigir su liberación. Desde allí, pocos pasos mediaron para que Perón llegara a la máxima magistratura, tras ganar las elecciones del 24 de febrero de 1946, con el 55% de los votos frente al 45% de la rival Unión Democrática.

Una vez llegado al poder, justificó su régimen bajo tres banderas: independencia económica, soberanía política y justicia social. Desde sus inicios, obtuvo antipatías en estratos sociales más acomodados y, con el tiempo, supo ganarse la de la Iglesia.

Pero el rol de Perón como conductor fue indiscutido. Además del apoyo de las Fuerzas Armadas, contó con un gran despliegue sindical. Sin embargo, los tiempos cambiaron. Y poco de su sombra parece alzarse en el presente. “Asistimos a un proceso de vacío de poder político”, resalta Jorge Castro, director del Instituto de Planeamiento Estratégico.

El ADN peronista

Wikipedia

¿Es la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fiel a la doctrina peronista? ¿Fue su marido devoto a los ideales en su origen? “Existen factores típicamente peronistas en el comportamiento de los Kirchner pero otros que no lo son tanto”, puntualiza Sergio Berensztein, director de Poliarquía Consultores.

A primera vista, tres parecen ser los elementos que el matrimonio K heredó del peronismo: la forma de pensar en términos autárquicos con un fuerte intervencionismo, el uso de coaliciones basadas en actores sociales poderosos (aunque el estímulo de la movilización se articule de un modo distinto) y la inusitada centralización del poder, es decir, el acaparamiento del Poder Ejecutivo como ancla para el logro de objetivos más de tipo personal. Sin embargo, las diferencias son más abundantes: la estrategia peronista estuvo orientada a la conformación del proyecto de la “comunidad organizada”. En tanto que los Kirchner, por su parte, despliegan una táctica cortoplacista. “Aunque puede haber ciertas ideas fundantes, no hay una estrategia demarcada y la construcción política es la que hace el día a día”, agrega Berensztein.

Con otras condiciones, “se puede leer que éstas son dos épocas diferentes y que no hay posibilidad de comparar a Kirchner con Perón porque sus orígenes están en distintas circunstancias históricas”, opina Castro. Por caso, durante el advenimiento del peronismo, la Argentina, que apenas contaba con 14 millones de habitantes y buscaba la recuperación tras el gran coletazo de 1930, dejaba de ser el “granero del mundo” y apostaba a la industrialización por sustitución de importaciones. Hoy día, en cambio, el país asiste a un momento de post-crisis, con una población que supera los 40 millones y un PBI de u$s 548.800 millones, que lo ubica en el puesto Nº 24 del mundo, según el CIA WorldFactBook.

Kirchner no tuvo un partido organizado ni mucho menos sindicatos y obreros movilizados. “Contó con menos adversarios poderosos que Perón cuando se instaló en el gobierno”, comenta Ricardo Sidicaro, investigador principal del Conicet y autor de Los tres peronismos, que profundiza: “Perón creía en la creación de una ’comunidad organizada’ en la que había que conciliar los intereses del capital y del trabajo así que, alcanzado cierto nivel salarial y de integración social, se propuso ganar el apoyo del empresariado y atraer capitales extranjeros”. Kirchner, a pesar de haber llegado a la Presidencia con apenas el 22% de apoyo, en cambio, “no tuvo mayores problemas con los intereses económicos, que estaban satisfechos con las consecuencias de la devaluación que dio fin a la convertibilidad”, completa el especialista.

Sin embargo, la manera de abordar las relaciones con la oposición política creó tensiones en la medida en que el Gobierno “seducía” dirigentes. Entre 2003 y 2005, por caso, el ex presidente patagónico se enfocó en crear una forma “superadora” del peronismo (la transversalidad), es decir, un movimiento basado en múltiples apoyos aunque terminó respaldándose en los partidos justicialistas provinciales y en los dirigentes peronistas del conurbano bonaerense. “Lo más visible fue la heterogeneidad de los apoyos contradictorios que consiguió”, sintetiza Sidicaro.

Perón convocaba de forma espontánea y establecía una relación con la masa. “En su versión kirchnerista, en tanto, es un apoyo de aparatos, gestado mediante recursos económicos”, resume Fraga. Los Kirchner tampoco comparten la visión de un estratega sobre la importancia de la política exterior y carecen del carisma y la devoción que los seguidores tenían por el caudillo.

El discurso registra similitudes y diferencias entre ambos movimientos. Las primeras están presentes en las cuestiones del nacionalismo económico y la distribución del ingreso. «La Presidenta tiene un discurso más elaborado que el ex presidente Kirchner. Hay un manejo dialéctico y de la memoria notable. Kirchner es más llano en su retórica», puntualiza Ricardo Rouvier, director general de Ricardo Rouvier & Asociados. Perón era un excelente orador, y su retórica oscilaba entre la del estadista y la de barricada. «En esto último se parece más el discurso del ex mandatario», agrega. Los tres construyeron una imagen del enemigo si bien los referentes cambiaron: el pueblo para Perón, el «nosotros» gobierno para Néstor Kirchner y la primera persona en el discurso de su sucesora.

El discurso kirchnerista se ubica en la última etapa antes del ´76 y, a diferencia del peronismo ortodoxo, menciona la lucha de clases. «En este sentido, hay sintonía entre el kichnerismo y el camporismo, la tendencia de los ´70», agrega Rouvier. Existe hoy un recurso menor a utilizar frases de la liturgia clásica peronista, en cambio, «el kirchnerismo abrazó con fuerza la bandera de los Derechos Humanos, en función de la represión de la dictadura militar», comenta Carlos Fara, director de Carlos Fara & Asociados.

 Por otra parte, es ineludible centrarse en la comparación de quienes fueron, en su momento, primeras damas: Cristina Fernández y Eva Duarte. Esta última fue un fenómeno político que, si bien no llegó a la Presidencia, “desarrolló un pensamiento político propio que, en mi opinión, Cristina no tiene respecto a su marido”, acota Fraga. Duarte manejó una Fundación propia (Eva Perón) con gran cintura política, fundando hospitales y estableciendo un barrio popular (Ciudad Evita, en La Matanza). Además, impulsó la apertura de una rama feminista del partido en 1949. Su principal logro fue el establecimiento del sufragio femenino, lucha que efectuó independientemente de su marido.

El movimiento hoy

“Perón galvanizó a la sociedad, los Kirchner no”, reflexiona Berensztein. El vacío de poder político explica que el PJ, al igual que la UCR, haya desaparecido de la escena con la crisis de 2001, en un proceso de total desmantelamiento de partidos políticos. De modo que, desde 2003, el sistema de poder perdió la orientación definida y se va modificando de acuerdo al momento.

No existe una línea de carácter estratégico en el Gobierno, sino “una identificación de estrategia enemigo-amigo que conduce a la polarización”, sintetiza Castro. “Perón era un político flexible, que combinaba el palo y la zanahoria de acuerdo a las circunstancias, mientras Kirchner sólo parece tener aptitud para el conflicto y no para la conciliación”, agrega Fraga. Clarín y el campo son sólo algunos ejemplos.

En el pasado, el peronismo ejercía un rol polarizador. Durante su primer gobierno, mientras que los peronistas reivindicaban la igualdad social, los opositores defendían las libertades públicas. Hoy, el clivaje kirchnerismo-antikirchnerismo responde a una dualidad más vacía de carga ideológica. El oficialismo rescata el hecho de que sólo él puede gobernar y la oposición desea tomar las riendas del poder criticando al Gobierno. “Ni unos ni otros consiguen hacer creer a la mayoría de la ciudadanía que son protagonistas de una gran opción histórico-política”, advierte Sidicaro.

Tal vez pueda pensarse que el peronismo no sea una ideología sino más bien una percepción sobre el poder político o el reflejo de una época pos-peronista, apunta Castro.

Aunque el kirchnerismo se identifique como una de las tantas versiones del peronismo, a partir del pragmatismo de la cultura política, parece quedarle poco de ideología. “El PJ tiene la capacidad de comprender los opuestos, como pueden ser Kirchner y Reutemann, y la posibilidad de girar de derecha a izquierda de acuerdo a las circunstancias”, concluye Fraga.

Ya no hay un peronismo sino varios o, si se quisiera ser devoto a la versión clásica, uno, aunque demasiado desdibujado. z we

 

Evita capitana

Perón y su mujer Eva Duarte, en 1950 (Wikipedia)

Entre los últimos grandes eventos peronistas figura el acto del último 26 de julio, en homenaje por la muerte de Eva Duarte de Perón. Ese acto cruzó a las diversas caras del kirchnerismo, mostrando su costado populista con la presencia de Hugo Moyano, Julio Piumato y Emilio Pérsico, por un lado, y un perfil distinto con Daniel Scioli, por el otro. Fue una expresión más de la pugna del kirchnerismo con los sectores peronistas disidentes y, en ese sentido, un logro político. El acto también manifestó el poder del gremio de camioneros como eje de la política y marcando el control de las rutas de un país en donde el desarrollo agropecuario es estratégico.

 


Un 17 de octubre… pero de 1945

Postal clásica del 17 de octubre (Wikipedia)

Nadie sospechó que un arresto desencadenaría una movilización gigantesca. El 13 de octubre Juan Perón, hasta el momento vicepresidente de la Nación, era detenido. Los lazos que había cultivado durante los años precedentes rindieron frutos. Las consignas del 17 fueron huelga general y marcha sobre la Capital. Eran los miembros de los sindicatos, los denominados «cabecitas negras» quienes, movilizados en apoyo del líder, confluyeron en Plaza de Mayo. La oligarquía aprendió una lección y Perón recobró la libertad. Se inauguró una nueva forma de participación en la política argentina, la movilización masiva. Por encima de 300.000 personas se congregaron en una ilustre jornada peronista.

 

CITAS

Rosendo Fraga
«Perón era un político flexible, que combinaba el palo y la zanahoria de acuerdo a las circunstancias, mientras Kirchner sólo parece tener aptitud para el conflicto»

Jorge Castro
«Son dos épocas diferentes y no hay posibilidad de comparar a Kirchner con Perón porque sus orígenes están en distintas circunstancias históricas»

Sergio Berensztein
«Existen comportamientos que son típicamente peronistas en el matrimonio de los Kirchner, pero otros que no lo son tanto”

Carlos Fara
“Desde el discurso, el kirchnerismo abrazó con fuerza la bandera de los Derechos Humanos, en función de la represión de la dictadura militar”

Ricardo Rouvier
“Perón era un excelente orador y su retórica oscilaba entre la del estadista y la de barricada. En esto último se parece más al discurso de Kirchner”

 

 

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